La inmigración ilegal amenaza nuestra seguridad
Como reconoce la Estrategia Nacional contra el Terrorismo 2023, aprobada por el Consejo de Seguridad nacional el 19 de marzo de 2024, la inmigración ilegal es una amenaza para la seguridad nacional.
Así mismo, la inmigración ilegal también ha contribuido al incremento continuado de la criminalidad en los últimos años, especialmente de algunas modalidades muy graves, como las agresiones sexuales. Prueba de ello es la proporción de delitos y de población reclusa extranjera en España no hace más que aumentar según datos del CGPJ (28,1% en 2018, 29,5% en 2021, 30,1% en 2022, 31,2% en 2023). Un 37% en Aragón y hasta un 50% en Cataluña con un 12,42% y un 17,24% de población extranjera respectivamente. Sirva como ejemplo, los datos publicados por el Ministerio de Igualdad, según los cuales el 49% de los autores de asesinatos de mujeres ya son extranjeros, pese a constituir tan sólo el 12,63% de la población residente en España.
Más aún. Si aceptamos que la mayor parte de inmigrantes que están con nosotros en situación regular, algunos desde hace décadas, están integrados y no tienen por qué presentar tasas de criminalidad superiores a los nacidos en España, parece evidente que ese mayor porcentaje entre extranjeros corresponderá mayoritariamente a las entradas de inmigración irregular, que también no hace más que aumentar (17.529 entre el 1 de enero y el 15 de abril de este año; un 236% de aumento respecto al mismo periodo del año anterior).
En el origen de esta invasión migratoria la excusa del cambio climático, los llamados “refugiados climáticos” o la supuesta “culpabilidad de occidente” a la hora de generar la situación de pobreza del tercer mundo, que los defensores de la Agenda 2030 utilizan para justificar la entrada de decenas de miles de inmigrantes ilegales cada año a Europa, de los cuales no sabemos absolutamente nada.
Parece pues inevitable que mientras sigamos rehenes de las políticas de efecto llamada del consenso progre, globalista o woke en Europa, encabezados por Populares y Socialistas, nuestra seguridad estará en peligro.
Lo único que parece importar a estas élites de Bruselas y a los potentes lobbies que las manejan y que viven cómodamente en barrios exclusivos, es mantener engrasada la industria de la inmigración ilegal con millones de euros, procedentes de nuestros impuestos para transformar la sociedad a su antojo. Para ellos, lo de menos es que la inmigración ilegal no se ajuste a las necesidades de cada país o que, en el caso de la procedente de países islamistas, sea inasumible culturalmente con los valores occidentales.
Evidentemente no todos los inmigrantes ilegales son delincuentes, pero ¿estaríamos dispuestos a abrir las puertas de nuestras casas a desconocidos? Los que nos insultan y nos llaman xenófobos ya han decidido por todos nosotros y su agenda sigue avanzando hacia 2030. Hacia el gobierno global.
Entonces, ¿no hay solución? Por supuesto que sí. Siempre la hay, pero requiere de una respuesta inmediata y frontal. La que están o estamos ofreciendo millones de patriotas europeos y en todo el mundo que nos resistimos a ser una mera huella de carbono. Millones de europeos dispuestos a defender la libertad, nuestra identidad, prosperidad y seguridad.